miércoles, 23 de abril de 2014
la legalidad según Susana Díaz no incluye el derecho a techo.
Primero la victoria de la Marea Blanca en Madrid, luego Gamonal y el 22M, y ahora la Corrala Utopía... Lo que de verdad le preocupa a Susana Díaz de la actuación de la Consejera de Vivienda es que otras muchas familias afectadas lleguen a la conclusión de que si se organizan y defienden su derecho a la vivienda o a un empleo digno, ellas también pueden
martes, 1 de abril de 2014
Echar raices y contagiar la alegría del 22M
Se veía venir. Miles de personas caminando durante mas de
una semana por carreteras y senderos de todo el país, hasta dar vida a una de
las mayores movilizaciones que hemos conocido en los últimos tiempos. Poniendo
rostro al descontento social con una realidad de precariedad insostenible.
Dando voz y protagonismo a los seis millones de personas desempleadas, a los
700.000 hogares sin ingresos y a la segunda tasa mas alta de pobreza infantil
en Europa, como denuncia el último balance de Cáritas. Con este clima de
desastre social y económico, ni
Cifuentes, ni el Gobierno, ni la hipotética gran coalición en ciernes con foto
de cúpula sindical las vísperas, estaban dispuestos a permitir que fuese la
dignidad ciudadana, la noticia del 22M.
La criminalización de las protesta no es nueva, ni tampoco
lo es que la violencia promovida desde las propias intervenciones policiales,
terminen encontrando sus aliada en prácticas de grupos de procedencia incierta
que promueven acciones al margen de la elaboración colectiva.
El sábado 22M en Madrid desde la mañana se respiraba ambiente
de fiesta ciudadana, con columnas procedentes de todo el Estado entrando por
los cuatro costados a la ciudad. Unos 900 autobuses y trenes, incontables coches particulares se
incorporaron a lo largo de la intensa jornada a los grupos que llevaban ya días
caminando hacia Madrid en medio de la escasa atención informativa. Otros fueron
bloqueados antes de llegar. La manifestación de la tarde inmensa. Se puede
contar mal el número de participantes para restarle importancia, pero es
difícil negar la imagen de Atocha, los ocho carriles del Paseo del Prado y
Recoletos, más los bulevares, a lo largo de
2 kilómetros abarrotados de manifestantes.
Como la dimensiones de lo que estaba ocurriendo eran
demasiado grandes para negarlo, era mas oportuno construir otro relato, al
tiempo que por la red de autopistas privadas anunciaban un nuevo
rescate-saqueo. Sin embargo lo ocurrido
al final de la manifestación del día 22, no es creíble que sucediese al
margen de ciertas estrategias para crear un clima social que justifique las
modificaciones legislativas promovidas por el Gobierno, como la ley mordaza, la
regulación del derecho a huelga, o el
endurecimiento del Código Penal dirigido contra las protestas ciudadanas. Por
eso para los movimientos sociales es importante no demorarse en ese terreno y
encontrar formas creativas e inclusivas de protesta y de iniciativa social que
sigan sumando voluntades y cuyo espacio no pueda apropiarse fácilmente el adversario.
En este sentido, hay una larga tradición de experiencias de
acción directa, creativas, no violentas, que enlazan con las desplegadas hoy
por movimientos como las PAH. Pensemos
por ejemplo en las prácticas ensayadas con mucho éxito por las mujeres
pacifistas en las acciones del movimiento contra la guerra o el movimiento
antinuclear de los años 80. Su rechazo a “mostrar músculo” en sus prácticas de
desobediencia civil no las hizo por eso menos contundentes. Pienso ahora, las
experiencia de las mujeres de Greenham Common, que analizamos hace algunos
meses en el CRL. Situarse fuera de la lógica
de la violencia no las hizo mas débiles, ni menos eficaces y nos siguen
pareciendo, también en la etapa que se está abriendo, referencias potente para
los movimientos sociales actuales. Para quienes miren con impaciencia este tipo
de prácticas coloristas y pacíficas o las consideren cosa de débiles, les
recuerdamos que actualmente en la base de Rota, en medio del silencio de la
población y los movimientos ciudadanos,
EEUU continua con su plan de instalación
del escudo antimisiles, (otro de los regalitos que nos dejó Zapatero) y les
invito a imaginarlas en una protesta sostenida durante años, que termine
estropeando el proyecto al ejército mas poderoso del mundo.
El enorme éxito las marchas de la dignidad indican que hay
un potencial importante de resistencia y rechazo a las políticas de la
Troika. ¿Cómo seguir caminando después
del 22M?. Si el éxito del
neoliberalismo, echa sus raíces en la desmovilización y el abstencionismo de la
ciudadanía, la fuerza y las conquistas
de un movimiento alternativo llegarán tan lejos como su capacidad de trenzar
vínculos, para extender sentido común y prácticas que se asemejen lo mas
posible al escenario social y económico que se quiere construir y esa es una
tarea de ritmo lento y constante que desbordan el espejismo de la revolución a
la vuelta de la esquina. Las energía social que desencadenan las movilizaciones
masivas construyen resultados práctico si se terminan convirtiendo en impulso
común, para iniciativas enraizadas localmente creando poderes sociales y
ayudando a elaborar, y experimentar alternativas de vida, de producción y
consumo al capitalismo neoliberal en crisis.
Ahora es el momento de trabajar en el terreno local. Es el
momento de concretar propuestas y de hacer valer en el territorio toda la
ilusión despertada, toda la indignación y esperanza que lucha por salir a
flote, algo con lo que muchos desde arriba no contaban. Esas ganas de
contribuir a transformar la realidad fue
la que subió a los autobuses y dio vida al 22M. Son gentes,
muchas de ellas, que han sentido un impulso para decir basta esta vez, y a
decirlo colectivamente, a pesar de todo, a pesar del desánimo inducido por los
groseros ideólogos de la fatalidad, a pesar del descrédito de la contestación,
a pesar de las amenazas y de los inquietantes despliegues policiales frente al
ejercicio de la ciudadanía activa; gentes que en muchos casos no formaba parte
de las organizaciones convocantes pero que saben que esto no puede, no debe
continuar, y que para ello hay que comprometerse y salir de la soledad. Son
esas gentes las que cortocircuitan los mecanismos de manipulación de masas más
allá de las posibilidades y el limitado alcance de los medios de información
alternativos, porque no hay mejor testimonio que la participación en primera
persona, y son muchos y muchas, más de los controlables, los que pueden
comunicarlo. Muchas de esas gentes están comprometidas con otro tipo de
movimientos asociativos, otras sencillamente fueron llamadas por una
“autoconvocatoria personal”, y todas ellas tendrán que adquirir un nuevo
protagonismo para construir después del 22M. Ahora es el momento de la
iniciativa desde los territorios, ligando las propuestas a lo cercano desde
alianzas ciudadanas amplia entre las organizaciones en toda su pluralidad,
entre estas organizaciones, y las gentes comunes y corrientes con sus
preocupaciones concretas, el intercambio de experiencias y la irrupción de
nuevos sujetos, es posible una elaboración colectiva de objetivos, incluida una
discusión sobre cómo estar en las movilizaciones para que no sean los de arriba
quienes lleven la iniciativa, marquen los acontecimientos y escriban el relato.
En los autobuses de la dignidad, que siguen rodando más allá
del 22, ahora asentados en un territorio, germinan las posibilidades de
formación de un soberano que requiere su ritmo y su tiempo, pero que no por
ello deja de ser urgente.
Así, y después de eso, podremos volver a Madrid, volver y, cuantitativa y cualitativamente, ser más.
Francisco Sanchez del Pino María Dolores Nieto Nieto
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