Las ocho figuras del cuadro, evocan ocho modelos de
vidas habitadas por la tristeza, habituadas a la obediencia en
silencio, al sufrimiento con resignación, a un tiempo oscuro de
represión y miedo. El mismo destino de sacrificio y sumisión -o de
desamparo cuando no queda una figura de varón que las protegiese-
trasmitido sin solución de generación en generación. En el caso
del cuadro, desde la figura adulta de pie a la derecha y desde la
figura sentada que podría ser la abuela. Ambas dirigen su mirada
hacia las niñas. Todas las figuras con casi la misma expresión. Una
de las niñas, parece tratar de buscar una respuesta o una
escapatoria abrazando el cuerpo de la madre, abatida en el centro con
gesto de impotencia, mientras ella parece que quisiera consolar a la
bebe del futuro común que aguarda a ambas.
Hacia el negro parecen encaminarse
todos los colores de estas ocho figuras femeninas y la atmósfera del
conjunto del cuadro. En los pueblos de Andalucía, y en general en
muchas culturas mediterráneas, era frecuente que las mujeres
vistiesen de negro. Un color que podían empezar a vestir en señal
de luto, siendo niñas, cuando algún familiar fallecía y luego
podía suceder que fuesen encadenando un luto tras otro a lo largo de
su vida. Con frecuencia el negro, era el color de las huellas que
dejaban las guerras, las penurias y una historia de sumisión y
desamparo. Y el que acompañaba una etapa de reclusión aún mayor en
el espacio doméstico. Pero también solía abrir el tiempo de una
gran resistencia, un tiempo de crecerse antes las adversidades para
salir adelante solas o con una familia a cargo, en un mundo muy
machista.
Fue retomando referencias a esta
tradición, por lo que hace algunos años, un movimiento de mujeres
insumisas, surgido en las guerras de los Balcanes, y la Palestina
ocupada, que posteriormente se extendería a otros lugares, tomó el
nombre de “Mujeres de Negro”, tratando de re-significar su
sentido, desde el luto y la resignación, a la emancipación y lucha
colectiva por dar a luz otra historia y otro mundo posible.
En 1975 y 1979, dos y seis años
respectivamente, después de la fecha en la que están datadas estas
“Ocho figuras femeninas”, se celebraron en Madrid y Granada, las
I y las II Jornadas Feministas Estatales. De alguna manera abrieron
un tiempo nuevo para la historia individual y colectiva de las
mujeres de Andalucía y España.
(Texto sobre el cuadro "Ocho figuras femeninas". Francisco Luis
Baños Torres 1973, escrito para la exposición Modelos de Mujer, organizada por el Patronato Municipal de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Jaén, con motivo del 8 de Marzo.)
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