El poema estaba en un libro que me regaló una amiga por reyes. Busco, en internet e intento conocer mas sobre la autora y sus poemas. En un tiempo como este de lustre y triunfo obligatorio, en el que hasta en nuestra izquierda realmente existente hay quienes miden el grado de nuestros aciertos o desaciertos por el número de gente con prestigio homologado que nos aplaude al pasar, mas que por las alternativas sociales que somos capaces de imaginar y promover, la elección poética de esta autora no me deja indiferente. El libro es de 1997 . La editorial Pamiela- Pamplona Tiene poemas como:
TODOS LOS AÑOS AL COMENZAR LA PRIMAVERA…. Todos los años, al comenzar la primavera, bajamos hasta el río para ver como el suicida de la dársena siete sale del agua y lo vuelve a intentar.
DEJO Y NO DEJO RASTRO PARA QUE ELLA ME ATIENDA… Dejo y no dejo rastro, para que ella me atienda, pero Olvido parece no enterarse de mi juego. Cuando estoy se hace cargo, como si fuera yo su único quehacer. Pero cuando desaparezco e intento ser carencia, ella se olvida; no me añora, no le falto. No significo nada cuando no ocupo
NOS LLEGARON NOTICIAS DE LA ULTIMA GUERRA Nos llegaron noticias de la última guerra. En primera plana, la imagen de una mujer que huía por los bosques y de pronto se quiebra. Seamos atentos ahora que ella pende de un árbol, como un extraño fruto. Su cuerpo intacto conserva la frescura del que ha decidido y, mientras sus brazos y su piernas se dejan mecer entre las ramas, su cabeza jugosa madura bajo el sol.
Del otro lado de la suerte, hacemos noche al borde de los hechos y esperamos que el sueño recoja la cosecha de este siglo. ¡Somos tan pacíficos y ellas es tan hermosa mientras muere!.
Recuerda a nuestra especie hablando de sí misma
A TRAVÉS DE LA NEBLINA DEL BAR EN LA SOBREMESA A través de la neblina del bar en sobremesa, vimos en el televisor a una mujer somalí descendiendo de un automóvil en medio de la multitud.
En la imagen pudimos percibir la bella fragilidad de sus ademanes; su cuerpo flaco cubierto del explosivo color de las ropas africanas. Y luego, inmediatamente, vimos la brutal actividad del bicho humano.
Todos querían golpear a la prostituta. Todos la fueron desnudando hasta dejarla perfectamente sola entre los suyos.
Y sin embargo nuestros soldados no perdieron la compostura. Estaban allí, presentes, con los ojos del mundo, con los ojos de una especie fraudulenta, y al fin ojos de nadie para cuidar al otro.
Después vimos un anuncio navideño, otro sobre seguros de vida, otro sobre un perfume de insospechados efectos. Olvido y yo nos miramos desde muy lejos. Nada había ocurrido y sin embargo, ambas sujetábamos el vientre con las manos.
Procedencia de los poemas Crónicas del Olvido Recogidos en la Antología Pética: Ellas tienen la palabra. Poesías Hiperión |
sábado, 12 de enero de 2008
Compartiendo poemas
CRONICAS DE OLVIDO
Graciela Baquero
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