miércoles, 22 de abril de 2009

Sin foto en la guía de turismo

Hay múltiples ciudades en cada ciudad. La que descubrimos en su calles y edificios, la que dibuja la historia de sus rincones, la que guarda la memoria de vida de cada cual, la que cuentan los relatos o la que fue callada para siempre...

Una calle del centro late con el ritmo de la tarde. Gente que camina volviendo del trabajo, gente que viene de visita, risas de estudiantes, cafés, tiempo para conversaciones, y tal vez en alguna de ellas la pregunta del día en una cadena de televisión 

¿ Comparte usted la actitud de las personas que colaboran con los inmigrantes?

Junto al escaparate lateral de un café, impugnando sin pretenderlo las guías de turismo, duerme un hombre doblado en el suelo. Hace un rato que ha comenzado de nuevo a llover. Cuando el viento lleva las gotas de lluvia a su precario acomodo, entonces podemos intuir la humedad en la piel, y el frío mas allá del alcohol. Es el momento del interrogante ¿Como llegó hasta aquí?. ¿En que hora se rindió a la desdicha y empezó el naufragio? O quizás vino al mundo en él... Excedentes sin derecho a árbol ni libro, a la deriva sobre balsas de cartón.

Esa tarde, junto al café “Astier”, varias manzanas al este del Bulevar Sant Michael, se encontraron en un  tiempo anónimo, el hada de las alas rotas, viandantes camino a sus asuntos, un naufragio sin historia y el cuerpo de un hombre abrazado a la lluvia de Abril.

París 9 de Abril de 2009