Se vieron muchas risitas entre el equipo de gobierno el día del último Pleno municipal, mientras la portavoz de IU, Isabel Mateos, defendía en una moción la necesidad de exigirle a los presupuestos de la Junta recursos extraordinarios para que el Ayuntamiento pueda hacer frente al pago de la deuda que mantiene con cientos de ciudadanos, profesionales, pequeñas empresas, jóvenes emprendedores... que por lo demás tienen tantas o mas dificultades económicas que el propio consistorio.
Reirse cuando hay tantos ciudadanos obligados a convertirse en algo que nunca quisieron ser: acreedores a la fuerza del Ayuntamiento, asumiendo las penurias, y pagando por una deuda y una crisis que no han provocado, mientras seguimos asistiendo a un enorme trasvase de recursos públicos hacia banqueros, y especuladores financieros varios, reirse no es que sea de cobardes, es que además es de estúpidos.
¿Para que sirve un Ayuntamiento si no es capaz siquiera de levantar la voz y exigir que su ciudad sea tenida en cuenta?
A veces hace falta mucha valentía para decirle a reinas y reyezuelos que van desnudos. Es mucho mas fácil seguirles la corriente, y además suele resultar mas rentable en aplausos. Los aplausos son un buen consuelo de vanidades, lo malo es que el aplausómetro tiene dueño, y visto lo visto, en el caso que nos ocupa, no resultan de ninguna utilidad para los cientos de pequeños proveedores atrapados en la red de una deuda municipal de la que no son responsables
Entonces... ¿De qué se reían ?
Reirse cuando hay tantos ciudadanos obligados a convertirse en algo que nunca quisieron ser: acreedores a la fuerza del Ayuntamiento, asumiendo las penurias, y pagando por una deuda y una crisis que no han provocado, mientras seguimos asistiendo a un enorme trasvase de recursos públicos hacia banqueros, y especuladores financieros varios, reirse no es que sea de cobardes, es que además es de estúpidos.
¿Para que sirve un Ayuntamiento si no es capaz siquiera de levantar la voz y exigir que su ciudad sea tenida en cuenta?
A veces hace falta mucha valentía para decirle a reinas y reyezuelos que van desnudos. Es mucho mas fácil seguirles la corriente, y además suele resultar mas rentable en aplausos. Los aplausos son un buen consuelo de vanidades, lo malo es que el aplausómetro tiene dueño, y visto lo visto, en el caso que nos ocupa, no resultan de ninguna utilidad para los cientos de pequeños proveedores atrapados en la red de una deuda municipal de la que no son responsables
Entonces... ¿De qué se reían ?
