domingo, 11 de abril de 2010

De Palestina para Jaén


Mural en Sil-Wan, barrio palestino a extramuros de la ciudad antigua de Jerusalén. A la derecha, vista del barrio

sábado, 10 de abril de 2010

De Palestina para Jaén



Hebrón y la colina de Nahhalin


El miércoles estuvimos en Hebrón (Al Khalib, para los árabes) una ciudad milenaria situada a unos 30 Km al sur de Belén, clave en el conflicto y una de las que con mas tenacidad ha resistido y resiste a la ocupación.

Aunque al igual que en el resto de la Cisjordania la ocupación prosigue en los alrededores y dentro de la misma ciudad, donde nos explican que hay un asentamiento de colonos habitado por unas trescientas personas de cuya protección se ocupan 1300 militares y centenares de chekpoints, en los alrededores y en el interior. Desde la terraza de un edificio junto a la mezquita, cuyos habitantes han sufrido ya varios intentos de desalojo, nos explican que aquí la situación siempre ha sido particularmente difícil sobre todo desde que en 1994, un colono provocó una matanza de palestinos en el interior de la Mezquita

Conversamos con familias palestinas, visitamos sus viviendas y recogimos algunos testimonios sobre la vida cotidiana bajo la ocupación y las tragedias que la atraviesan. ("El llanto de un lugar lo describió John Berger)

Por la tarde estuvimos en los alrededores de Nahhalin un pueblo palestino literalmente asediado por los asentamientos de colonos israelíes y conocimos también la experiencia de una familia que habita la única colina no ocupada de la zona. Nassar, cristiano pacifista . ("Nos negamos a ser enemigos" es el lema de su organización) nos explicó como desde años se ha resistido al desalojo, y como ha ido tejiendo una red de activistas internacionales que le ayudan para hacer frente la presión israelí para que abandone unas tierras que él asegura son de su familia desde que fueron adquiridas por su abuelo en tiempo del imperio Otomano. Que la colina permanezca sin ocupar es también un asunto de importancia estratégica para la vida cotidiana de los habitantes de Nahhalin, pues es el único lugar en el entorno que rompe el cerco. “Dios no es una inmobiliaria”, nos dice que le respondió a un colono cuando aquel le argumentó que su familia debía marcharse porque aquella era la tierra prometida por Dios a ellos, los israelíes.

Mientras tomábamos te y escuchábamos los relatos de Nassar, en las cercanía de la granja dos tanques acompañaban por la carretera a un grupo de colonos israelíes que hacían deporte. Como supimos después, una de las tanquetas abandonó momentáneamente sus tareas de escolta a los colonos para descender por el camino hacia la granja hasta el punto en el que habíamos tenido que dejar nuestro autobús para continuar a pie. Podéis imaginar el sobresalto del conductor (palestino) que había quedado allí solo. Según nos cuentan, en ocasiones como esta, ser detenido o no, es una cuestión imprevisible.

Por la mañana en las calles de Hebrón vimos niños palestinos acudir a la escuela cruzando entre grupos de militares armados que acompañaban a una familia de colonos de paseo por el zoco.

El jueves estuvimos comprobando sobre el terreno como avanza el muro por los barrios y pueblos palestinos al norte de Jerusalén. Nos entrevistamos con miembros del Centro Palestino de Información Alternativa en Sil-wan, un barrio palestino situado a extramuros de la ciudad vieja de Jerusalén, del que el Ayuntamiento está expulsando a sus habitantes para hacer, según dice un parque. Derrumban las viviendas, dejan a la gente literalmente en la calle, y por otro lado van promoviendo que nuevos colonos judíos se instalen allí. Las demoliciones de casas palestinas son moneda corriente en Sil-Wan y en toda la Cisjordania, a la vez que crecen las ocupaciones de colonos por doquier. Como repiten una y otra vez las personas con las que nos hemos entrevistado y las que hemos encontrado estos días en nuestro recorrido por la zona, la expulsión iniciada en el 48, con el desalojo de mas de 500 aldeas y pueblos palestinos, no ha cesado desde entonces, vulnerando incluso de los acuerdos internacionales y siempre con la impunidad concedida al Gobierno Israelí por la comunidad internacional. Duele observar la minuciosidad con que, cualquier persona con la que hablamos hace referencia a los acuerdos internacionales incumplidos por Israel, como insisten una y otra vez en cada hecho cotidiano que describen. Pese a todos los desastres vividos, esperan de nosotros que se les escuche y que hagamos algo.

Por la tarde, tuvimos un encuentro con miembros de organizaciones populares palestinas dentro de Israel, de la que os seguiré contando en otra


Un abrazo grande a l@s comunes y corrientes


Desde Palestina para Jaén

3 de abril de 2010