martes, 23 de abril de 2013

Compartiendo lecturas. Otra mirada sobre los mitos de Casandra y Medea

Casandra y Medea
Apuntes sobre la alteridad femenina
(Releyendo a Crista Wolf)
Imma Barbarossa

Antes de las diferentes reformas que tuvieron lugar en la enseñanza, la historia de la humanidad comenzaba con el capitulo titulado “Asirios y Babilonios” que habitaban en la Mesopotamia, la tierra entre dos ríos, el Tigris y el Eúfrates. La tierra era productiva, fértil y fecunda, debido a los dos ríos, como lo era Egipto debido al Nilo. Allí estuvo el corazón de la historia y de la civilización, también de la primera religión monoteísta. Allí estaba Babel con la Torre símbolo de la arrogancia humana, y Ur de quien se dice fue Patria de Abrahán, allí estaba Nínive: Ah y Seminarimis "que sucedió a Nino y fue su esposa", Seminarimis la lujuriosa la que “su capricho convirtió en ley"  para destruir la desaprobación a la que fue condenada”

¡Ay! Seminarimis, que tuvo miles de amantes. Te gustaban quizás los jóvenes (y quizás también las jóvenes), pero eras reina y eras objeto de críticas. Así que decidiste legitimar todo aquellos que te gustaba, y por eso atravesaste la historia de la civilización cristiana hasta Dante (Infierno, Canto V) con el estigma de "la lujuriosa". [...]

[... ]Pensando en las cúpulas doradas de Bagdad vuelvo a acercarme a una antigua maraña, una trama de mitos que hablan de lugares en los cuales comenzó nuestra historia, nuestra cultura: la maraña de la relación entre la fundación de la ciudad y el poder.  Mas aún, entre las mujeres y el poder. Pensaba durante los fuegos de las bombas sobre Bagdad, en la Bagdad de mis libros, en mi descubrimiento de dos mujeres míticas, dos princesas casi asiáticas que conocieron el poder, lo combatieron, interiorizaron su núcleo duro, fueron heridas por él, golpeadas, pero no renunciaron a sí mismas

 Casandra y Medea, no fueron mujeres comunes. Descendían de estirpes ilustres, tenían antepasados fundadores de ciudad. Se encuentran justamente en medio de los enfrentamientos por el dominio de casas reales.

 A ambas se acercó una gran escritora de la antigua República Democrática Alemanan (RDA): Crista Wolf, desvelando una lectura femenina que impregna de sí misma, y su mirada, a diferentes mujeres de la antigüedad que fueron estudiadas y representadas por los grandes poetas de género masculino. Casandra vive cerca del Bósforo, en los confines entre oriente y occidente (Margarita Yourcenar, la hará definitivamente amante turca de Agamenón). Medea vivía en la Cólquide, sobre el Mar Negro la más lejana tierra conocida del mundo griego. Además de princesas son mujeres fuera de la norma, la una adivina, la otra curandera experta en hierbas medicinales. Ambas se enfrentan al descubrimiento de que, su mundo, su lucha, la corte paterna dentro de la cual son amadas, respetadas, honradas; se obtienen en virtud de un delito, de un infanticidio de herederos reales, para el cual se requiere la complicidad. El rechazo de la complicidad se paga con la expulsión de la polís, de la ciudad. Para ambas la toma de conciencia de su alteridad tiene lugar mezclada con la rebelión al padre amadísimo, y se desenvuelve en ausencia de una alteridad materna, situada esta de parte del orden paterno, rodeada de hermanas víctimas de este orden y hombres, amantes mas o menos decepcionantes.
CASANDRA: La historia es conocida: Casandra es hija predilecta de Príamo, rey de Troya, ciudad rica y floreciente que durante decenios cae bajo el asedio de los Aqueos, pueblo guerrero que habita algunas ciudades griegas como Micenas, Argos y Esparta.
 El asedio de Troya, tema central de la Ilíada de Omero, fue mas tarde narrado en la literatura helena, así como la noche del incendio de Troya (con el episodio del caballo) es descrito con detalle por Eneas a Dido, en el libro de la Eneida. Una narración dolorosa que conmueve a Dido y tocada en el corazón por Cupido se enamora del sufrimiento de Enea. Homero relata un episodio del asedio de Troya, casi todo centrado en el personaje de Aquiles, el héroe más grande y más problemático (si tenemos en cuenta también a la Yourcenar). Pero es la tragedia antigua la que pone en escena algunos personajes de la guerra, las mujeres troyanas, las mujeres de los vencidos.
Hécuba, Andrómeda, Casandra, Políxena y todos los eventos trágicos que se desencadena como consecuencia de la guerra, incluso entre los vencedores (Agamenón, Electra, Orestes, Ifigenia) En la guerra también los vencedores pierden el alma. Y los vencedores de la guerra de Troya, encontraran durante y/o después del viaje de retorno luchas y devastaciones, incluso dentro del círculo familiar.

Este es el contexto trágico en el cual se mueve Casandra. Podemos verla en pie, sobre el carro del vencedor Agamenón delante de la Puerta de los Leones de Micenas, “flor elegida entre las muchas presas” (Esquilo Agamenón), elegida por el rey de reyes, Agamenón, como esclava para su placer, pero ya destinada a la muerte de mano de Clitemnestra, que mata a Agamenón y a Casandra.

Casandra está sobre el carro y grita- en la tragedia de Esquilo- su visión de la muerte. Ve el asesinato del rey que está ocurriendo en la corte, y lo cuenta al coro que permanece confuso e incrédulo.

Partimos de aquí para releer la Casandra de Crista Wolf, escrita después de un viaje a Grecia y posteriormente estudiada con profundidad (ver Prologo para Casandra) en 1984, en plena amenaza de guerra nuclear. Se trata de una especie de representación circular que se inicia y finaliza en Mecenas ante la Puerta de los Leones, con las mismas palabras: “Aquí  sucedió. Ella estaba aquí. Estos leones de piedra, ahora sin cabeza, la contemplaron”.
“Aquí sucedió. Estos leones de piedra la contemplaron. Al cambiar  la luz, parece tomar vida”.

Entre una escena y otra, (la misma) trascurren mas de 10 años de vida, antes y durante la guerra de Troya hasta el final. Casandra recuerda su juventud, su ciudad, el padre, la madre, los hermanos y hermanas, los amigos y amigas. Todos muertos. Habla con los muertos, representándose a sí misma en el pasado, en medio de muertos vivientes. O de vivos ya muertos. Desde el inicio al final, Casandra rechaza lo femenino entendido como debilidad (y también pasividad) renuncia, seducción (y también coquetería) intuición, (pero también sacrificio), obediencia (pero también conformismo). Para escapar al destino de ser elegida (durante y después del rito de la desfloración) por los hombres decide convertirse en sacerdotisa. El don de la profecía tiene costes. Y tiene costes en la medida que el don procede de un dios masculino, de Apolo, que lo otorga bajo la forma de lobo, mediante una especie de violación simbólica. Con el dios, que a cambio del don de la adivinación quiere poseer su cuerpo, Casandra ha intentado usar su inteligencia y sagacidad, la de prometer y no mantener la promesa. Pero una mujer mortal no puede engañar a un Dios, y Apolo se venga. El lobo le escupe en la boca y convierte el don de la profecía en un don privado, no utilizable en público. Ella pasa a la historia como profeta de las desventuras, verá la ruina de su ciudad, lo anunciará a los troyanos, pero ninguno lo creerá. También ante la Puerta de los Leones Casandra ve la muerte de Agamenón, lo comunica al coro pero todos la ignoran y a lo sumo la temen, la miran con desconfianza. Algunos con piedad. El don de la profecía, pues, procede de un dios masculino y se concede a través de una mediación, también esta masculina, el sacerdote de Apolo, Panteo, personaje ambiguo y cínico, sin patria y sin honor que trasmite a Casandra las artes adivinatorias pero también “l`ars amandi”, el sexo. A través de este sexo sin amor le dará de vez en cuando consejos para la adaptación a las diversas situaciones sin conseguir trasmitirle sin embargo su oscuro cinismo.

El don de la profecía, se logra también a través de un engaño, el de la hermana, Pentesilea sobre cuya exclusión del sacerdocio, Casandra construye su carrera de vidente. Un don, por lo tanto, obtenido a través de los hombres y contra una mujer. Es este el elemento simbólico que presagia la desventura, además de los salivazos en la boca por parte del dios Apolo.

El relato de Casandra la lleva hacia el pasado, hasta cuando era jovencita y deseaba un don acorde con el poder, como el de Pántoo o el hermano gemelo Heleno, como Calcante, posteriormente pasado al bando griego por miedo a que los troyanos le reprochasen el desgraciado acierto de su profecía. El pensamiento la lleva hasta la guerra, a como esta comenzó. La trama de una guerra desencadenada por un fantasma, el fantasma de Helena. La guerra de Troya (la estudiamos en la escuela a través de los versos de Omero) estalla porque Paris, huésped de Menelao rey de Esparta, seduce a su esposa Helena y la rapta violando toda regla de hospitalidad. En la raíz está -como cuenta el mito- el capricho de la diosa Venus. Un día tres diosas tienen la idea de someterse al juicio de un humano. (¡Hasta incluso las diosas tenían como parámetro un hombre!; incluso Atenea), un hombre que era el más bello de todos, Paris el hijo de Príamo rey de Troya. Y así para ser reconocida como la más bella cada una promete a Paris los bienes que la caracterizan: El poder (Hera), la sabiduría (Atenea), Afrodita la posesión (¿el amor?) de la mujer más bella del mundo, Helena reina de Esparta y esposa de Menelao. París no tenía interés por el poder, .él era un poco el dandy de la corte real y menos aún desea ser culto o sabio. En consecuencia elige el don de Afrodita y la proclamó la más bella de todas.

Por lo tanto el rapto de Helena estaba inscrito en la voluntad de los cielos y París fue su simple ejecutor. Wolf, en realidad sigue en este aspecto una tradición presente también en la Helena de Eurípides. La bella raptada que en la Ilíada, suscita a su paso la admiración de los viejos, troyanos, no llegó nunca a Troya. Los dos amantes durante el viaje desde Esparta a Troya fueron huéspedes de Proteo, rey de Egipto, que despreciando todo sentido de la hospitalidad, retiene a la prisionera y expulsa a París. Este tornó a su casa con un remedo de Helena, y en aquel remedo todos fingieron creer por espíritu patriótico.

En realidad la guerra era parte de una estrategia occidental de dominio del Egeo y del Esponto (¡Ya hace tres mil años!) que necesariamente suponía la destrucción de Troya. En ese momento rica ciudad. Wolf piensa en Troya como una comunidad amigable y humana donde las mujeres tenían también el poder en la toma de decisiones y la posibilidad de construir espacios comunitarios y lugares de relaciones.

En efecto, tanto en “Casandra” como en “Medea” C. Wolf sostiene la tesis de que la medida de la civilización y el buen gobierno de la ciudad antigua era reflejo de la importancia y el rol de las mujeres en la administración de la república y en la resolución de los conflictos, No tanto por un deseo de restaurar el matriarcado, sin mas bien por restituir valores y miradas femeninas a personajes alabados y cantados por los poetas. Para dar sentido a su hieraticidad, cuando a Hécuba y a Casandra les sea prohibido participar en el consejo de guerra, será un indicador de que ha comenzado la época del dominio patriarcal y de la política del fin que justifica los medios. Así sucedió para Medea y su madre la reina, por eso también en Corinto la reina es mantenida lejos del trono, desde entonces el trono comienza a cubrirse de sangre. Al tiempo de las madres sucede el tiempo de los padres; a la sociedad del intercambio y del comercio sucede la sociedad de las armas y la rapiña, a los animales tallados en el leño de Anquises y la decoración sobre vasos de arcilla sucede la construcción de las armas forjadas por Héctor “destinado” a representar el héroe más grande en la defensa de las murallas de Troya.
Pero la esencia trágica de la historia de Casandra, tal y como la entiende la Wolf, es el hecho de que ella ve el derrumbe, y la corrupción de su ciudad: Esta comunidad, agredida por las armas y la ferocidad de los héroes griegos, poco a poco -casi imperceptiblemente- se homologa, se descompone, para resistir utiliza los mismo medios de los agresores, llega a convertirse de esta manera en una especie de estado policial, donde todos y todas son espiados, hasta incluso Hécuba, Casandra (¿La Alemania del Este?)
Troya había cambiado: “la ciudad se blinda contra quienes disienten”. Casandra se convierte en prisionera, apartada, sospechosa. La bellísima hermana Políxena es utilizada para seducir a Aquiles y construir para él una trampa. Cada elemento de humanidad va desapareciendo. Nadie se atreve a rebelarse, empezando por los intelectuales (los "nuevos cantores"). Incluso el dulce Eneas pone a Casandra frente a la realidad: A medida que se desencadenan los acontecimientos, cuando ya todo está perdido es necesario dejar Troya, los muertos, los recuerdos, los muertos vivientes...

Nuevos y gloriosos destinos esperan a Eneas (El imperio romano, cantará Virgilio), es preciso mirar hacia adelante. Troya no morirá: La genealogía masculina continuará con fundadores de nuevas ciudades guerreras.

Casandra dirá a Eneas: Yo me quedo. Ella rechaza pasar al Oeste, se queda a compartir la suerte de sus muertos vivientes, de sus hermanas y amigas, de su madre, que serán todas ellas hechas prisioneras por los vencedores(ver Las Troyanas de Eurípides). Ante la puerta de los leones ahora espera “en tierra extranjera” la muerte a manos de una reina, que vengará a la primogénita Ifgenía, sacrificada por el padre Agamenón. Sacrificada a los dioses para que enviasen un viento favorable a la partida de la flota griega para destruir Troya. Los leones de piedra están allí ante ella, y así en este recorrido circular que dura un día, de la mañana a la puesta de sol, diez y mas años pasan ante ella. El relato se desarrolla hacia atrás: La guerra por el fantasma de Helena, en realidad por el dominio y la posesión del Hellesponto, Troya pacifica que arde bajo el asalto de la “sociedad armada, impregnada de tecnología destructiva” (recordemos el gran caballo). La ciudad masculina pliega a lo femenino a su modalidad de comportamiento. A Casandra se le ha dicho que se debe abatir al enemigo no conocerlo y que para abatirlo necesita imitarlo. Aquello que es útil en tiempos de paz no lo es en tiempo de guerra.

Pero no sólo de recuerdos se rodea ahora Casandra: Se representa su doble toma de conciencia, como desobediente y como mujer, dos figuras que hasta cierto punto terminan por coincidir. Al asistir a la corrupción de su ciudad y en el reconocimiento de la naturaleza destructiva y autodestructiva de la ciudad que ha sido su espacio público, ella observa que la política es aquí conservación del poder y que una vida escindida por la liturgia y la exigencia del palacio es una vida ciega. Así de adivina de palacio se convierte en desobediente. A través de la enfermedad y el tormento del cuerpo, Casandra prevé el futuro porque ha llegado a ser capaz de entender el presente. Cuando es llamada por el padre a colaborar, le grita su indignación. Rechaza callarse.
El sacrificio “femenino” a las exigencias patrióticas del patriarcado le produce angustia, pero también compasión. Mirará así a la hermana Políxena que se descubre el pecho sobre los muros de Troya para seducir a Aquiles tal y como le habían requerido, y a Briside que pasa de uno a otro héroe griego con aparente indiferencia.

El rechazo del heroísmo y del sacrificio patriótico, Casandra lo aprende en la comunidad de mujeres del Escamandro, que poco a poco comienza a frecuentar. Precisamente aquí se representa un fuerte conflicto entre mujeres. Observa la practica violenta de las amazonas guerreras contra los hombres y el camino sin perspectivas del matriarcado de Pentesilea, lo que provoca en Casandra un rechazo claro y radical. Si, es verdad que "entre matar y morir hay una tercera vía: vivir. La practica de matar a los hombres (Las amazonas matan a Panto) le produce un profundo rechazo. Pero cuando Pentesilea es matada y violada por Aquiles, Casandra participa en el funeral que resulta casi una danza de bacantes, pero participa con cierta distancia en aquella especie de separatismo feminista al cual no está habituada. Será justamente la inmersión en la comunidad femenina del Escamandro, lo que le dará la convicción de que hay otro modo de vivir la comunidad, que hay otra ciudad posible. De las mujeres del Escamandro aprendió el arte de pintar vasos y la alegría de las relaciones entre mujeres. También la ironía en relación con el poder masculino. El horror por la guerra y el rechazo a ser parte de la política construida sobre la dominación se convierte en conciencia crítica y en alteridad mediante un proceso doloroso que es -para las mujeres-el dolor de construirse como sujeto.

A lo largo de su reflexión Crista Wolf, relaciona la guerra de Troya con el fin de la civilización minoica de Creta (y por ende de la cultura femenina).

MEDEA:
En el contexto del fin de la cultura femenina, se representa otra figura de la mitología, Medea. Una princesa, si, pero una extranjera que viene del Este, una “salvaje” que al igual que Casandra rechaza el rol de mujer pasiva. Es una curandera que conoce las hierbas y sus propiedades, pero precisamente porque es demasiado sabia, representa la proyección de los miedos masculinos, en particular de Jasón. También ella descubre que las ciudades, incluida la suya, están fundadas sobre el delito y que la gobernabilidad consiste en hacer olvidar el delito originario. La violencia es el marco histórico de la relación entre el género masculino y el poder, que para sostenerse se vuelve invisible a través de la complicidad femenina. La historia de Medea es la historia de una nómada por elección: Ayuda a Jasón a conquistar el vellocino y huye con él por amor, pero también por desamor a su ciudad, en cuya corte real ha descubierto un infanticidio. Huye de la Cólquide, el lugar mas al Este del mediterráneo, y alcanza Corinto, el punto entonces mas al Oeste. Prácticamente occidente. Pero también Corinto esconde un infanticidio en la corte y además es una ciudad "occidental": El oro y el dinero circulan a raudales, en la corte el poder está en manos de los consejeros del rey, todos espían a todos. Si la tradición interpreta el vellocino del carnero como el símbolo de la fertilidad y de la potencia masculina, también es cierto que el carnero representa una metáfora del poder y el predominio masculino, pero es mas verdad aún (pero es todavía más verdadero) que potencia sexual y poder político son contiguos en la historia del género masculino. Y es todavía más cierto que en la base de este poder está el abandono del mundo de las madres para ser sustituido por la ferocidad de los padres.
Frente a este predominio masculino ni Casandra, ni Medea oponen las venganzas matriarcales. Casandra critica a las Amazonas y su ferocidad , y Medea asiste con horror a la castración de Turón, a manos de las mujeres, en el bosquecillo donde se habían refugiado.
Mientras que la historia de Casandra nace de su retorno al pasado, la historia de Meda se desarrolla a través de la interrelación de seis personajes. Medea es la respuesta al miedo masculino a las mujeres. La obra es un estudio sobre el poder (y la discrepancia con este), de su forma de operar; pero también la puesta en practica de una desobediencia radical. Si en Casandra había personajes masculinos alternativos, aquí los hay pero son secundarios (Leuco el astrónomo y Osistros el escultor), el personaje masculino principal Jasón es mostrado en su mediocre fragilidad, pero problematizado. No es la ambición lo que lo devora sino el deber masculino de ser ambicioso. La escalada al poder es una especie de pasaje obligado para los jóvenes de familia real. Una especie de iniciación a la virilidad. Iniciático es también el oficio de las armas con su estela de sangre y de odio que se arrastra de generación en generación y forma parte de la virilidad como un destino que hubiese sido establecido por los dioses.

En conclusión la guerra, la muerte, las pruebas heroicas son una elección de vida, porque la vida coincide con el poder.

Casandra y Medea se sitúan fuera de la estela de sangre sobre la que se funda el poder, el sexo, el reino de los padres. Ambas son encarceladas, una en su patria, la otra en la ciudad hacia la cual huyó y donde pensaba ser acogida. En la historia masculina existen sólo vencedores y víctimas.

La historia de Medea es otra historia: Junto a un grupo de conciudadanos suyos, mujeres y hombres, huye con Jasón, y desembarca en Corinto, pronto se da cuenta de que es una extranjera, de que lo es también para los suyos, que se comportan como inmigrantes en la medida en que aceptan el estereotipo del extranjero, unos encerrándose en su gueto “étnico”, emborrachándose y viviendo una vida sin horizonte en el puerto de Corinto, otros se hacen advenedizos, buscando obtener el favor del “patrón” (como Presbo y Agameda).

De la crisis de la ciudad y de la peste se responsabiliza a los extranjeros, en particular a la extranjera orgullosa y sabia. Medea afronta una acusación tras otra con estupor y Jasón sufre enfadándose con ella que carece de sentido de la adaptación. Finalmente, la exilian, le matan a los hijos para hacerla pasar a la historia con el estigma del peor delito. Esta es la otra Medea, que Crista Wolf nos presenta. Siguiendo, a través del estudio con profundidad de fuentes antiguas también figurativas (que son recogidas en el volumen “La otra Medea”), una tradición diferente de la Medea de Eurípides (que según se cuenta debía absolver a los corintios puesto que ellos le habían encargado la tragedia “Medea” con ocasión de unas fiestas de la ciudad)
Pero además de seguir otras fuentes que la llevan hasta otra Medea, Crista Wolf se enfrenta a la mujer del mito, la mira con otros ojos, la estudia como se estudia a una persona que se tienen enfrente, la ve moverse, actuar, sufrir: La ve porque la estudia, y decide que no, que no pudo haber matado a sus hijos, ella que es curandera, ella que antes de llegar a ser para la corte de Corinto (y sus escribas) un chivo expiatorio, era llamada a las casas de los mismo corintios, para curar, aliviar el dolor, curar las heridas con las hierbas ¿Ella habría matado a sus hijos? ¿Para qué? ¿Para hacer sufrir a Jasón? Poco probable: Jasón estaba demasiado ocupado en escalar al trono de Corinto (Alguien como él no puede menos que llegar a ser rey) Entonces ¿Porqué? ¿Enloquecida? ¿Presa de la furia? ¿endemoniada?. Era eso lo que el poder quería hacernos creer de ella. La otra Medea, en cambio, pone a cubierto a sus hijos en el templo de Hera, o cree que estarían seguros en un lugar sagrado. Pero los corintios los sacrifican casi inmediatamente para liberarse de Medea, de la peste, de la extranjera, en una especie de delirio colectivo. Además, dado que la epiléptica Glauco, hija del rey, seguramente no tendrá hijos ¡Mejor que los hijos de la extranjera no aspiren a suceder al trono de Corinto!. Llegado a este punto podemos preguntar a Medea por qué no los llevó con ella al exilio. Tal vez nos respondería: Los riesgos del exilio, de la lúgubre prisión, de ser hechos prisioneros. Pero quizás, acaso, el deseo de dejar a Jasón algo de ella, no sabemos si un recuerdo o alguna emoción. Aunque en el punto en que está no tiene ya ningún interés por el Jasón frágil, obligado a mentir y no testificar a su favor, Medea tiene nostalgia del Jasón que ella había conocido y amado.

El Jasón de Eurípides incómodo ante la potencialidad creadora de las mujeres, representa de manera ejemplar la relación contradictoria entre el género masculino y el poder, o más aún entre la masculinidad y el poder. Su forma de hacerse víctima, por un lado de las trampas que le tienden en la corte, por otro del orgullo de Medea que se niega a aceptar el papel de repudiada que quieren asignarle, que no renuncia a indagar los orígenes de la ciudad, lo vuelve frágil, problemático, huidizo de esta manera Jasón representa la crisis de la masculinidad, de su seguridad, de su hegemonía. No en abstracto, sino una crisis del cuerpo y la mente. Como Casandra había dicho de Eneas: “Pronto, muy pronto deberás convertirte en héroe. No quiero vivir con un héroe. No quiero vivir tu transformación en monumento”. Con el mismo espíritu Medea hablando idealmente a Jasón, le dice: “tu no eres rey, y esta es la última cosa buena”

En la tradición posterior a Homero, Eneas es salvado por la madre Venus y llevado camino de Troya enardecido. Se convertirá en el protagonista de un poema famoso durante siglos La Eneida que Virgilio escribió por encargo del emperador Octavio Augusto. El imperio romano en sus inicios tenía necesidad de cantores que celebrasen los orígenes divinos y heroicos. Roma monárquica y republicana se construyó sobre un antepasado hijo de Marte (Rómulo) y tienen su origen demográfico en una violación de grupo (“El rapto de las Sabinas”); la Roma imperial tenía necesidad de un antepasado de la gen Julia que estaba tomando el poder. Un poder que el género masculino tienen necesidad de colocar bajo la genealogía de Zeus, de sacralizar, de volver tan “terrible” que los súbditos teman y no osen desobedecerlo.
Casandra no sigue a este Eneas hagiográfico de Virgilio; Casandra lo saludo de lejos cuando es todavía un simple extranjero errante en busca de una ciudad que fundar. Un viaje peligroso que tantas víctimas deberá sacrificar: al amor, a los dioses y al mar. desde Dido, Palinuro, Euríalo y Niso, Ya que Eneas parte de casa Dido con una maldición sobre sus espaldas. El poeta de la corte, Virgilio, hará descender las guerras púnicas de la maldición de Dido, y Aníbal será el vengador sobre los Romanos de la afrenta hecha a Dido por el pobre Eneas; quien en realidad se habría contentado con ser el príncipe consorte después de tantas peripecias, pero es zarandeado y empujado por Zeus hacia la gloriosa causa de la fundación del imperio romano

Jasón, capitán de la primera nave de la historia del progreso y de la tecnología masculina, no tiene la historia de Eneas. En la Medea de Crista Wolf termina marginado como los Colquidenses, casi mendigo, junto a su expléndida nave, símbolo de su poder, que se pudre en el litoral de Corinto. Excluido del Palacio y de la ciudad. ¿Cómo es posible?. Materialmente, de acuerdo con el desarrollo del relato, aconteció que la frágil Glauce, que habría debido casarse con Jasón y darle la dote del trono de Corinto, conmocionada por la “revelación” del infanticidio real, se encamina hacia la muerte. Una vez muerta Glauce, la presencia de Jasón en Corinto se vuelve superflua. Un excedente. Mejor dicho, un fastidioso y molesto recuerdo del delito cometido en la corte real y organizado por los consejeros del rey. La marginación de Jasón, tiene, en consecuencia, esta motivación objetiva. Pero preferimos pensar en un agravamiento de la fragilidad del héroe del vellocino, y una incapacidad de resistir el peso de la ambición, de la carrera angustiosa por la conservación del poder, una carrera larga en la cual se debe mirar solamente la meta. En la que todo debe ser sacrificado, una carrera en la cual no hay tiempo que perder. Preferimos pensar que el Jasón de Crista Wolf se ve desbordado por los acontecimientos, incapaz de resistir la carrera.

Leuco el astrónomo relata haberlo visto vacilar, después de la muerte de Glauce, como después de recibir un mazazo en la cabeza”. Nadie se ocupa de él: corren voces de que “yace día y noche bajo el casco medio podrido de su nave”. Podemos comentar con el sabio astrónomo Leuco: “Jasón está demasiado débil”. Su viejo amigo Telamón, cuida de él, le lleva comida y ropa. Se ha dejado apartar, podríamos decir. También la nave Argo, símbolo de la tecnología y el progreso occidental masculino, se ha convertido en un a reliquia marchita. El hombre heroico cede ante el hombre del comercio. Es difícil (y no importa) decir cual de ellos es preferible, es cierto que los dos aspectos de lo masculino han estado históricamente inter relacionados; se han afirmado sobre la civilización de las madres. Dos aspectos diversos, lo heroico y lo mercantil, la nobleza y la burguesía, pero entrelazados con el desasosiego del poder. Históricamente lo humano se ha identificado con una autoafirmación que excluye al otro. Para afirmarse debe eliminar “al otro”; el rey es uno, y es de género masculino. Cada ciudad se ha fundado sobre un delito, el hermano muerto, el hijo, el padre. Rómulo y Remo, Atreo, y Tiestes, Eteocles y Polinice. A este circulo vicioso nuestras dos princesas se sustraen. Se colocan en una posición aparentemente al margen, pero en realidad central. Central porque es en su conciencia donde se abre un resquicio de verdad, y en su desobediencia donde se rompe la complicidad femenina con el poder, y en su practica donde se pone en escena otra modalidad de gobernar, de ser gobernados/as y de ser hijas de madre, hijas de padre, hermanas de mujeres y de hombres, amantes

Nuestras dos princesas, sin embargo, no componen este recorrido de toma de conciencia, personal y política en soledad. Son mujeres, se convierten en diferentes a través del descubrimiento de la comunidad femenina que practica la alteridad. Las mujeres del Escamandro, para Casandra, las mujeres de la montaña, para Medea.

No las Amazonas ni las mujeres que castran a Turón: La alteridad no se construye usando los mismos métodos del orden patriarcal. Se trata de convivir contraponiendo prácticas no violentas, pacificas, alegres. No las bacantes invasoras que hacen pedazos a Orfeo. ¿Y será esto verdad después de todo? ¿O no es una leyenda de origen machista y misógina? Cómo la de los poetas que nos describieron una Safo lésbica y deforme, ¿Lésbica porque no es deseada por los hombres?. Hasta el gran Leopardi acogió la tradición de la deformidad de Safo, aunque solo fuese una dolorosa proyección de sí y de su exclusión del consorcio humano

Así pues “una fiesta de las relaciones” para la comunidad del Escamandro: Durante la guerra vivían pobremente se relataban historias, grababan figuras en las cavernas. Pero con los ojos y las mentes puestas en las generaciones futuras: cuando llegan los Aqueos, las esconden para evitar la destrucción. Las mujeres construyen memoria de su ciudad. Así que cuando Troya arde en llamas, las cavernas conservaran memoria para las generaciones futuras. Y mientras los poemas épicos hablaran de los duelos entre los héroes, de los destrozos, de los enfrentamientos durísimos, las figuras de las cavernas nos trasladan una civilización de la convivencia, una ciudad construida sobre las relaciones, no el arte de las fabricas que construyen las armas grabadas con escenas de batallas y de muerte, sino el arte del telar y de la cerámica, donde poca es la técnica y grande la inventiva, grande la sabiduría. Donde no hay hierro ni oro sino el leño, la lana, la arcilla.

No el arte de guerrear, o de matar, sino el conocimiento de las hierbas para curar y sanar.

“ Y la que finalmente contenga un nosotras”, confiesa Casandra. Y haciendo suya esta exigencia de alteridad, Casandra requiere hasta incluso a Clitemnestra su próxima asesina que cuide la tradición de la otra historia que discurre paralela a la de los héroes. Otra historia, no una historia menor. Una historia que trasmita la verdad sobre ella, Casandra que ve la desgracia porque ve la verdad, hasta incluso sobre la mujer homicida, sobre Clitemnestra y sobre la dolorosa pasión que la pervierte.

Una tradición que discurre en pequeños riachuelos. Recordad que la Clitemnestra de la Yourcenar se vuelve a los jueces que se disponen a procesarla por uxoricidio y les cuenta su verdad. Su pasión total la lleva a matar al objeto de la pasión. Encarcelada como asesina, baja la vergüenza de haber traicionado y matado al rey de reyes, Agamenón, el vencedor de Troya, ella, prisionera podría ser libre de la pasión. Pero no es así: El fantasma de él al cual le ha cortado los pies para impedirle caminar, salir del cementerio, vuelve a la cárcel a buscarla, con los pies bajo el brazo, “como llevan los ladrones sus zapatos para no hacer ruido”. En efecto no es con el asesinato como se nos libera de la sumisión; es preciso otro camino para cambiar el orden patriarcal.

A esta Clitemnestra ferozmente mujer, podría hablar Casandra ante la Puerta de los Leones, a ella idealmente se vuelve para pedirle que mande “una joven escriba de buena memoria que pueda narrar la historia de la alteridad femenina”

AJENAS LA GUERRA:

Las mujeres del Escamandro, ponen en practica un distanciamiento con respecto a la guerra, que equivocadamente ha sido confundida con desinterés o lejanía de la política. Ellas muestran una práctica de convivencia basada sobre las relaciones y sobre la crítica del poder. Representan otra política, con valores y prácticas alternativas (alegría, ironía) de la política masculina, única practica que la historia oficial nos ha transmitido. Y mientras Pentesilea se sustrae a la comunidad femenina porque le parece que le quita fuerza. Casandra precisamente de esa comunidad extrae fuerza: Para entender mejor, para desmontar el nexo masculino con el poder, el nexo masculino/sacrificio/ heroísmo/muerte.

También Medea se refugia entre las mujeres de la montaña. A primera vista, parecen situaciones similares. Pero si se reflexiona mejor, no es así. Hay un antes y un después. Antes y después de la caída del muro de Berlín, la caída del socialismo real.

La civilización femenina de Troya, podía ser un antídoto a los Aqueos guerreros y depredadores, pero no resistió al asalto del hierro y del oro occidental: su convivencia se descompone, se transforma en estado policial en el cual esta penalizado el disenso, y todos y todas son llamados a colaborar en la causa.

Se mantiene sin embargo abierta la esperanza. Eneas parte, Casandra queda. Para compartir la suerte de su ciudad, pero también para mostrar que otro camino es posible. Las mujeres del Escamandro, se quedan para custodiar la otra historia, para reconstruir otro lugar después de la guerra. Sin corte real, sin oro. Sin poder.

Medea huye con Jasón hacia el Oeste después de haber descubierto que en su corte se esconde un delito. Huye hacia el Oeste, hacia una rica ciudad griega, que al principio se revela acogedora para Jasón, para los niños, para ella, para toda la comunidad huida,  pero al principio, y con ciertas condiciones.

Los extranjeros pueden como mucho integrarse renegando de su origen y de su comunidad. Sustituir las costumbres de su comunidad de origen con las practica del poder. Introducir otras costumbres en la rica Corintio, produce desorden, mas aún subvierte el orden existente.

Practicar la medicina alternativa y curar, buscar la verdad descubriendo los delitos del palacio, hacerse amiga de una frágil muchacha de sangre real, que debería ser su rival en el amor de un hombre, y ayudarla a salir de la angustia de la exclusión en la cual es mantenida en la corte. No respetar el rol social asignado a las mujeres. Sentirse libre. Ser libres.
Todo esto es delito en la rica, y cívica, Corintio. El oeste es corrupto. Pero al este no se puede volver. Con la Cólquide hemos roto los lazos. Y la Cólquide ni siquiera nos gustaba, como no nos gusta que la mítica isla caribeña condene a muerte a los disidentes. ¿Entonces? Entonces el camino es largo y fatigosos, pero en el desierto hay caravanas. Hay un arca de Noé. ¿Hemos decidido salir?.  Si,cambiando el orden de Noé y de sus hijos.

Texto del libro: Donne Disarmanti. Storie e testimonianze su noviloenza e femminismi. Edizioni INTRA MOENIA
Tradución  María Dolores Nieto Nieto

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