Apuntes sobre la alteridad femenina
Imma Barbarossa
Antes
de las diferentes reformas que tuvieron lugar en la enseñanza, la
historia de la humanidad comenzaba con el capitulo titulado “Asirios y Babilonios” que habitaban en la Mesopotamia, la tierra entre dos ríos, el
Tigris y el Eúfrates. La tierra era productiva, fértil y fecunda, debido a los
dos ríos, como lo era Egipto debido al Nilo. Allí estuvo el corazón de la historia
y de la civilización, también de la primera religión monoteísta. Allí estaba
Babel con la Torre símbolo de la arrogancia humana, y Ur de quien se dice fue
Patria de Abrahán, allí estaba Nínive: Ah y Seminarimis "que sucedió a
Nino y fue su esposa", Seminarimis la lujuriosa la que “su capricho convirtió en ley" para destruir la desaprobación a la que fue condenada”
¡Ay!
Seminarimis, que tuvo miles de amantes. Te gustaban quizás los jóvenes (y quizás
también las jóvenes), pero eras reina y eras objeto de críticas. Así que
decidiste legitimar todo aquellos que te gustaba, y por eso atravesaste la
historia de la civilización cristiana hasta Dante (Infierno, Canto V) con el
estigma de "la lujuriosa". [...]
[... ]Pensando
en las cúpulas doradas de Bagdad vuelvo a acercarme a una antigua maraña, una
trama de mitos que hablan de lugares en los cuales comenzó nuestra historia,
nuestra cultura: la maraña de la relación entre la fundación de la ciudad y el
poder. Mas aún, entre las mujeres y el poder. Pensaba durante los fuegos de las
bombas sobre Bagdad, en la Bagdad de mis libros, en mi descubrimiento de dos
mujeres míticas, dos princesas casi asiáticas que conocieron el poder, lo
combatieron, interiorizaron su núcleo duro,
fueron heridas por él, golpeadas, pero no renunciaron a sí mismas
Casandra y Medea, no fueron mujeres comunes.
Descendían de estirpes ilustres, tenían antepasados fundadores de ciudad. Se
encuentran justamente en medio de los enfrentamientos por el dominio de casas
reales.
A ambas se acercó una gran escritora de la
antigua República Democrática Alemanan (RDA): Crista Wolf, desvelando una lectura
femenina que impregna de sí misma, y su mirada, a diferentes mujeres de
la antigüedad que fueron estudiadas y representadas por los grandes poetas de
género masculino. Casandra vive cerca del Bósforo, en los confines entre oriente
y occidente (Margarita Yourcenar, la hará definitivamente amante turca de
Agamenón). Medea vivía en la Cólquide, sobre el Mar Negro la más lejana tierra
conocida del mundo griego. Además de princesas son mujeres fuera de la norma,
la una adivina, la otra curandera experta en hierbas medicinales. Ambas se
enfrentan al descubrimiento de que, su mundo, su lucha, la corte paterna dentro
de la cual son amadas, respetadas, honradas; se obtienen en virtud de un
delito, de un infanticidio de herederos reales, para el cual se requiere la
complicidad. El rechazo de la complicidad se paga con la expulsión de la polís,
de la ciudad. Para ambas la toma de conciencia de su alteridad tiene lugar
mezclada con la rebelión al padre amadísimo, y se desenvuelve en ausencia de
una alteridad materna, situada esta de parte del orden paterno, rodeada de
hermanas víctimas de este orden y hombres, amantes mas o menos
decepcionantes.
CASANDRA:
La historia es conocida: Casandra es hija predilecta de Príamo, rey de Troya,
ciudad rica y floreciente que durante decenios cae bajo el asedio de los
Aqueos, pueblo guerrero que habita algunas ciudades griegas como Micenas, Argos
y Esparta.
El asedio
de Troya, tema central de la Ilíada de Omero, fue mas tarde narrado en la
literatura helena, así como la noche del incendio de Troya (con el
episodio del caballo) es descrito con detalle por Eneas a Dido, en el libro de
la Eneida. Una narración dolorosa que conmueve a Dido y tocada en el corazón
por Cupido se enamora del sufrimiento de Enea. Homero relata un episodio del
asedio de Troya, casi todo centrado en el personaje de Aquiles, el héroe más
grande y más problemático (si tenemos en cuenta también a la Yourcenar). Pero
es la tragedia antigua la que pone en escena algunos personajes de la guerra,
las mujeres troyanas, las mujeres de los vencidos.
Hécuba, Andrómeda, Casandra,
Políxena y todos los eventos trágicos que se desencadena como consecuencia de
la guerra, incluso entre los vencedores (Agamenón, Electra, Orestes, Ifigenia) En
la guerra también los vencedores pierden el alma. Y los vencedores de la guerra
de Troya, encontraran durante y/o después del viaje de retorno luchas y
devastaciones, incluso dentro del círculo familiar.
Este
es el contexto trágico en el cual se mueve Casandra. Podemos verla en pie,
sobre el carro del vencedor Agamenón delante de la Puerta de los Leones de
Micenas, “flor elegida entre las muchas presas” (Esquilo Agamenón), elegida por
el rey de reyes, Agamenón, como esclava para su placer, pero ya destinada a la
muerte de mano de Clitemnestra, que mata a Agamenón y a Casandra.
Casandra
está sobre el carro y grita- en la tragedia de Esquilo- su visión de la muerte.
Ve el asesinato del rey que está ocurriendo en la corte, y lo cuenta al coro
que permanece confuso e incrédulo.
Partimos
de aquí para releer la Casandra de Crista Wolf, escrita después de un viaje a
Grecia y posteriormente estudiada con profundidad (ver Prologo para Casandra) en
1984, en plena amenaza de guerra nuclear. Se trata de una especie de
representación circular que se inicia y finaliza en Mecenas ante la Puerta de
los Leones, con las mismas palabras: “Aquí
sucedió. Ella estaba aquí. Estos leones de piedra, ahora sin cabeza,
la contemplaron”.
“Aquí sucedió. Estos leones de piedra la contemplaron. Al cambiar la luz, parece tomar vida”.
“Aquí sucedió. Estos leones de piedra la contemplaron. Al cambiar la luz, parece tomar vida”.
Entre
una escena y otra, (la misma) trascurren mas de 10 años de vida, antes y
durante la guerra de Troya hasta el final. Casandra recuerda su juventud, su
ciudad, el padre, la madre, los hermanos y hermanas, los amigos y amigas. Todos
muertos. Habla con los muertos, representándose a sí misma en el pasado, en
medio de muertos vivientes. O de vivos ya muertos. Desde el inicio al final,
Casandra rechaza lo femenino entendido como debilidad (y también pasividad)
renuncia, seducción (y también coquetería) intuición, (pero también
sacrificio), obediencia (pero también conformismo). Para escapar al destino de
ser elegida (durante y después del rito de la desfloración) por los hombres
decide convertirse en sacerdotisa. El don de la profecía tiene costes. Y tiene
costes en la medida que el don procede de un dios masculino, de Apolo, que lo otorga bajo la
forma de lobo, mediante una especie de violación simbólica. Con el dios, que a
cambio del don de la adivinación quiere poseer su cuerpo, Casandra ha intentado
usar su inteligencia y sagacidad, la de prometer y no mantener la promesa. Pero
una mujer mortal no puede engañar a un Dios, y Apolo se venga. El lobo le
escupe en la boca y convierte el don de la profecía en un don privado, no
utilizable en público. Ella pasa a la historia como profeta de las desventuras,
verá la ruina de su ciudad, lo anunciará a los troyanos, pero ninguno lo creerá.
También ante la Puerta de los Leones Casandra ve la muerte de Agamenón, lo
comunica al coro pero todos la ignoran y a lo sumo la temen, la miran con
desconfianza. Algunos con piedad. El don de la profecía, pues, procede de un
dios masculino y se concede a través de una mediación, también esta masculina,
el sacerdote de Apolo, Panteo, personaje ambiguo y cínico, sin patria y sin
honor que trasmite a Casandra las artes adivinatorias pero también “l`ars
amandi”, el sexo. A través de este sexo sin amor le dará de vez en cuando
consejos para la adaptación a las diversas situaciones sin conseguir trasmitirle sin
embargo su oscuro cinismo.
El
don de la profecía, se logra también a través de un engaño, el de la hermana,
Pentesilea sobre cuya exclusión del sacerdocio, Casandra construye su carrera
de vidente. Un
don, por lo tanto, obtenido a través de los hombres y contra una mujer. Es este
el elemento simbólico que presagia la desventura, además de los salivazos en la
boca por parte del dios Apolo.
El
relato de Casandra la lleva hacia el pasado, hasta cuando era jovencita y
deseaba un don acorde con el poder, como el de Pántoo o el hermano gemelo
Heleno, como Calcante, posteriormente pasado al bando griego por miedo a que
los troyanos le reprochasen el desgraciado acierto de su profecía. El
pensamiento la lleva hasta la guerra, a como esta comenzó. La trama de una
guerra desencadenada por un fantasma, el fantasma de Helena. La guerra de Troya
(la estudiamos en la escuela a través de los versos de Omero) estalla porque
Paris, huésped de Menelao rey de Esparta, seduce a su esposa Helena y la rapta
violando toda regla de hospitalidad. En la raíz está -como cuenta el mito- el
capricho de la diosa Venus. Un día tres diosas tienen la idea de someterse al
juicio de un humano. (¡Hasta incluso las diosas tenían como parámetro un hombre!;
incluso Atenea), un hombre que era el más bello de todos, Paris el hijo de
Príamo rey de Troya. Y así para ser reconocida como la más bella cada una
promete a Paris los bienes que la caracterizan: El poder (Hera), la sabiduría
(Atenea), Afrodita la posesión (¿el amor?) de la mujer más bella del mundo,
Helena reina de Esparta y esposa de Menelao. París no tenía interés por el
poder, .él era un poco el dandy de la corte real y menos aún desea ser culto o
sabio. En consecuencia elige el don de Afrodita y la proclamó la más bella de
todas.
Por
lo tanto el rapto de Helena estaba inscrito en la voluntad de los cielos y
París fue su simple ejecutor. Wolf, en realidad sigue en este aspecto una
tradición presente también en la Helena de Eurípides. La bella raptada que en
la Ilíada, suscita a su paso la admiración de los viejos, troyanos, no llegó
nunca a Troya. Los dos amantes durante el viaje desde Esparta a Troya fueron
huéspedes de Proteo, rey de Egipto, que despreciando todo sentido de la
hospitalidad, retiene a la prisionera y expulsa a París. Este tornó a su casa
con un remedo de Helena, y en aquel remedo todos fingieron creer por espíritu
patriótico.
En
realidad la guerra era parte de una estrategia occidental de dominio del Egeo y
del Esponto (¡Ya hace tres mil años!) que necesariamente suponía la destrucción
de Troya. En ese momento rica ciudad. Wolf piensa en Troya como una comunidad
amigable y humana donde las mujeres tenían también el poder en la toma de
decisiones y la posibilidad de construir espacios comunitarios y lugares de
relaciones.
En
efecto, tanto en “Casandra” como en “Medea” C. Wolf sostiene la tesis de que la
medida de la civilización y el buen gobierno de la ciudad antigua era reflejo de
la importancia y el rol de las mujeres en la administración de la república y
en la resolución de los conflictos, No tanto por un deseo de restaurar el
matriarcado, sin mas bien por restituir valores y miradas femeninas a
personajes alabados y cantados por los poetas. Para dar sentido a su
hieraticidad, cuando a Hécuba y a Casandra les sea prohibido participar en el
consejo de guerra, será un indicador de que ha comenzado la época del dominio
patriarcal y de la política del fin que justifica los medios. Así sucedió para
Medea y su madre la reina, por eso también en Corinto la reina es mantenida
lejos del trono, desde entonces el trono comienza a cubrirse de sangre. Al
tiempo de las madres sucede el tiempo de los padres; a la sociedad del
intercambio y del comercio sucede la sociedad de las armas y la rapiña, a los
animales tallados en el leño de Anquises y la decoración sobre vasos de arcilla
sucede la construcción de las armas forjadas por Héctor “destinado” a
representar el héroe más grande en la defensa de las murallas de Troya.
Pero
la esencia trágica de la historia de Casandra, tal y como la entiende la Wolf,
es el hecho de que ella ve el derrumbe, y la corrupción de su ciudad: Esta
comunidad, agredida por las armas y la ferocidad de los héroes griegos, poco a
poco -casi imperceptiblemente- se homologa, se descompone, para resistir
utiliza los mismo medios de los agresores, llega a convertirse de esta manera
en una especie de estado policial, donde todos y todas son espiados, hasta
incluso Hécuba, Casandra (¿La Alemania del Este?)
Troya
había cambiado: “la ciudad se blinda contra quienes disienten”. Casandra se
convierte en prisionera, apartada, sospechosa. La bellísima hermana Políxena es
utilizada para seducir a Aquiles y construir para él una trampa. Cada elemento
de humanidad va desapareciendo. Nadie se atreve a rebelarse, empezando por los
intelectuales (los "nuevos cantores"). Incluso el dulce Eneas pone a
Casandra frente a la realidad: A medida que se desencadenan los
acontecimientos, cuando ya todo está perdido es necesario dejar Troya, los
muertos, los recuerdos, los muertos vivientes...
Nuevos
y gloriosos destinos esperan a Eneas (El imperio romano, cantará Virgilio), es
preciso mirar hacia adelante. Troya no morirá: La genealogía masculina
continuará con fundadores de nuevas ciudades guerreras.
Casandra
dirá a Eneas: Yo me quedo. Ella rechaza pasar al Oeste, se queda a compartir la
suerte de sus muertos vivientes, de sus hermanas y amigas, de su madre, que
serán todas ellas hechas prisioneras por los vencedores(ver Las Troyanas de
Eurípides). Ante la puerta de los leones ahora espera “en tierra extranjera” la
muerte a manos de una reina, que vengará a la primogénita Ifgenía, sacrificada
por el padre Agamenón. Sacrificada a los dioses para que enviasen un viento
favorable a la partida de la flota griega para destruir Troya. Los leones de piedra
están allí ante ella, y así en este recorrido circular que dura un día, de la
mañana a la puesta de sol, diez y mas años pasan ante ella. El relato se
desarrolla hacia atrás: La guerra por el fantasma de Helena, en realidad por el
dominio y la posesión del Hellesponto, Troya pacifica que arde bajo el asalto
de la “sociedad armada, impregnada de tecnología destructiva” (recordemos el
gran caballo). La ciudad masculina pliega a lo femenino a su modalidad de
comportamiento. A Casandra se le ha dicho que se debe abatir al enemigo no
conocerlo y que para abatirlo necesita imitarlo. Aquello que es útil en tiempos
de paz no lo es en tiempo de guerra.
Pero
no sólo de recuerdos se rodea ahora Casandra: Se representa su doble toma de
conciencia, como desobediente y como mujer, dos figuras que hasta cierto punto
terminan por coincidir. Al asistir a la corrupción de su ciudad y en el
reconocimiento de la naturaleza destructiva y autodestructiva de la ciudad que
ha sido su espacio público, ella observa que la política es aquí conservación
del poder y que una vida escindida por la liturgia y la exigencia del palacio
es una vida ciega. Así de adivina de palacio se convierte en desobediente. A
través de la enfermedad y el tormento del cuerpo, Casandra prevé el futuro porque
ha llegado a ser capaz de entender el presente. Cuando es llamada por el padre
a colaborar, le grita su indignación. Rechaza callarse.
El
sacrificio “femenino” a las exigencias patrióticas del patriarcado le produce
angustia, pero también compasión. Mirará así a la hermana Políxena que se
descubre el pecho sobre los muros de Troya para seducir a Aquiles tal y como le
habían requerido, y a Briside que pasa de uno a otro héroe griego con aparente
indiferencia.
El
rechazo del heroísmo y del sacrificio patriótico, Casandra lo aprende en la
comunidad de mujeres del Escamandro, que poco a poco comienza a frecuentar.
Precisamente aquí se representa un fuerte conflicto entre mujeres. Observa la
practica violenta de las amazonas guerreras contra los hombres y el camino sin
perspectivas del matriarcado de Pentesilea, lo que provoca en Casandra un
rechazo claro y radical. Si, es verdad que "entre matar y morir hay una
tercera vía: vivir. La practica de matar a los hombres (Las amazonas matan a
Panto) le produce un profundo rechazo. Pero cuando Pentesilea es matada y
violada por Aquiles, Casandra participa en el funeral que resulta casi una
danza de bacantes, pero participa con cierta distancia en aquella especie de
separatismo feminista al cual no está habituada. Será justamente la inmersión
en la comunidad femenina del Escamandro, lo que le dará la convicción de que
hay otro modo de vivir la comunidad, que hay otra ciudad posible. De las
mujeres del Escamandro aprendió el arte de pintar vasos y la alegría de las
relaciones entre mujeres. También la ironía en relación con el poder masculino.
El horror por la guerra y el rechazo a ser parte de la política construida
sobre la dominación se convierte en conciencia crítica y en alteridad mediante
un proceso doloroso que es -para las mujeres-el dolor de construirse como
sujeto.
A lo
largo de su reflexión Crista Wolf, relaciona la guerra de Troya con el fin de
la civilización minoica de Creta (y por ende de la cultura femenina).
MEDEA:
En
el contexto del fin de la cultura femenina, se representa otra figura de la
mitología, Medea. Una princesa, si, pero una extranjera que viene del Este, una
“salvaje” que al igual que Casandra rechaza el rol de mujer pasiva. Es una
curandera que conoce las hierbas y sus propiedades, pero precisamente porque es
demasiado sabia, representa la proyección de los miedos masculinos, en
particular de Jasón. También ella descubre que las ciudades, incluida la suya,
están fundadas sobre el delito y que la gobernabilidad consiste en hacer olvidar
el delito originario. La violencia es el marco histórico de la relación entre
el género masculino y el poder, que para sostenerse se vuelve invisible a
través de la complicidad femenina. La historia de Medea es la historia de una
nómada por elección: Ayuda a Jasón a conquistar el vellocino y huye con él por
amor, pero también por desamor a su ciudad, en cuya corte real ha descubierto
un infanticidio. Huye de la Cólquide, el lugar mas al Este del mediterráneo, y
alcanza Corinto, el punto entonces mas al Oeste. Prácticamente occidente. Pero
también Corinto esconde un infanticidio en la corte y además es una ciudad
"occidental": El oro y el dinero circulan a raudales, en la corte el
poder está en manos de los consejeros del rey, todos espían a todos. Si la tradición
interpreta el vellocino del carnero como el símbolo de la fertilidad y de la
potencia masculina, también es cierto que el carnero representa una metáfora
del poder y el predominio masculino, pero es mas verdad aún (pero es todavía
más verdadero) que potencia sexual y poder político son contiguos en la
historia del género masculino. Y es todavía más cierto que en la base de este
poder está el abandono del mundo de las madres para ser sustituido por la
ferocidad de los padres.
Frente
a este predominio masculino ni Casandra, ni Medea oponen las venganzas
matriarcales. Casandra critica a las Amazonas y su ferocidad , y Medea asiste
con horror a la castración de Turón, a manos de las mujeres, en el bosquecillo
donde se habían refugiado.
Mientras
que la historia de Casandra nace de su retorno al pasado, la historia de Meda
se desarrolla a través de la interrelación de seis personajes. Medea es la
respuesta al miedo masculino a las mujeres. La obra es un estudio sobre el
poder (y la discrepancia con este), de su forma de operar; pero también la
puesta en practica de una desobediencia radical. Si en Casandra había
personajes masculinos alternativos, aquí los hay pero son secundarios (Leuco el
astrónomo y Osistros el escultor), el personaje masculino principal Jasón es
mostrado en su mediocre fragilidad, pero problematizado. No es la ambición lo
que lo devora sino el deber masculino de ser ambicioso. La escalada al poder es
una especie de pasaje obligado para los jóvenes de familia real. Una especie de
iniciación a la virilidad. Iniciático es también el oficio de las armas con su
estela de sangre y de odio que se arrastra de generación en generación y forma
parte de la virilidad como un destino que hubiese sido establecido por los
dioses.
En
conclusión la guerra, la muerte, las pruebas heroicas son una elección de vida,
porque la vida coincide con el poder.
Casandra
y Medea se sitúan fuera de la estela de sangre sobre la que se funda el poder,
el sexo, el reino de los padres. Ambas son encarceladas, una en su patria, la
otra en la ciudad hacia la cual huyó y donde pensaba ser acogida. En la
historia masculina existen sólo vencedores y víctimas.
La
historia de Medea es otra historia: Junto a un grupo de conciudadanos suyos,
mujeres y hombres, huye con Jasón, y desembarca en Corinto, pronto se da cuenta
de que es una extranjera, de que lo es también para los suyos, que se comportan
como inmigrantes en la medida en que aceptan el estereotipo del extranjero,
unos encerrándose en su gueto “étnico”, emborrachándose y viviendo una vida sin
horizonte en el puerto de Corinto, otros se hacen advenedizos, buscando obtener
el favor del “patrón” (como Presbo y Agameda).
De
la crisis de la ciudad y de la peste se responsabiliza a los extranjeros, en
particular a la extranjera orgullosa y sabia. Medea afronta una acusación tras
otra con estupor y Jasón sufre enfadándose con ella que carece de sentido de la
adaptación. Finalmente, la exilian, le matan a los hijos para hacerla pasar a
la historia con el estigma del peor delito. Esta es la otra Medea, que Crista
Wolf nos presenta. Siguiendo, a través del estudio con profundidad de fuentes
antiguas también figurativas (que son recogidas en el volumen “La otra Medea”),
una tradición diferente de la Medea de Eurípides (que según se cuenta debía
absolver a los corintios puesto que ellos le habían encargado la tragedia
“Medea” con ocasión de unas fiestas de la ciudad)
Pero
además de seguir otras fuentes que la llevan hasta otra Medea, Crista Wolf se
enfrenta a la mujer del mito, la mira con otros ojos, la estudia como se
estudia a una persona que se tienen enfrente, la ve moverse, actuar, sufrir: La
ve porque la estudia, y decide que no, que no pudo haber matado a sus hijos,
ella que es curandera, ella que antes de llegar a ser para la corte de Corinto
(y sus escribas) un chivo expiatorio, era llamada a las casas de los mismo
corintios, para curar, aliviar el dolor, curar las heridas con las hierbas
¿Ella habría matado a sus hijos? ¿Para qué? ¿Para hacer sufrir a Jasón? Poco
probable: Jasón estaba demasiado ocupado en escalar al trono de Corinto
(Alguien como él no puede menos que llegar a ser rey) Entonces ¿Porqué?
¿Enloquecida? ¿Presa de la furia? ¿endemoniada?. Era eso lo que el poder quería
hacernos creer de ella. La otra Medea, en cambio, pone a cubierto a sus hijos
en el templo de Hera, o cree que estarían seguros en un lugar sagrado. Pero los
corintios los sacrifican casi inmediatamente para liberarse de Medea, de la
peste, de la extranjera, en una especie de delirio colectivo. Además, dado que
la epiléptica Glauco, hija del rey, seguramente no tendrá hijos ¡Mejor que los
hijos de la extranjera no aspiren a suceder al trono de Corinto!. Llegado a
este punto podemos preguntar a Medea por qué no los llevó con ella al exilio.
Tal vez nos respondería: Los riesgos del exilio, de la lúgubre prisión, de ser
hechos prisioneros. Pero quizás, acaso, el deseo de dejar a Jasón algo de ella,
no sabemos si un recuerdo o alguna emoción. Aunque en el punto en que está no
tiene ya ningún interés por el Jasón frágil, obligado a mentir y no testificar
a su favor, Medea tiene nostalgia del Jasón que ella había conocido y amado.
El
Jasón de Eurípides incómodo ante la potencialidad creadora de las mujeres,
representa de manera ejemplar la relación contradictoria entre el género
masculino y el poder, o más aún entre la masculinidad y el poder. Su forma de
hacerse víctima, por un lado de las trampas que le tienden en la corte, por
otro del orgullo de Medea que se niega a aceptar el papel de repudiada que quieren
asignarle, que no renuncia a indagar los orígenes de la ciudad, lo vuelve
frágil, problemático, huidizo de esta manera Jasón representa la crisis de la
masculinidad, de su seguridad, de su hegemonía. No en abstracto, sino una
crisis del cuerpo y la mente. Como Casandra había dicho de Eneas: “Pronto, muy
pronto deberás convertirte en héroe. No quiero vivir con un héroe. No quiero
vivir tu transformación en monumento”. Con el mismo espíritu Medea hablando
idealmente a Jasón, le dice: “tu no eres rey, y esta es la última cosa buena”
En
la tradición posterior a Homero, Eneas es salvado por la madre Venus y llevado
camino de Troya enardecido. Se convertirá en el protagonista de un poema famoso
durante siglos La Eneida que Virgilio escribió por encargo del emperador
Octavio Augusto. El imperio romano en sus inicios tenía necesidad de cantores
que celebrasen los orígenes divinos y heroicos. Roma monárquica y republicana
se construyó sobre un antepasado hijo de Marte (Rómulo) y tienen su origen
demográfico en una violación de grupo (“El rapto de las Sabinas”); la Roma
imperial tenía necesidad de un antepasado de la gen Julia que estaba tomando el
poder. Un poder que el género masculino tienen necesidad de colocar bajo la
genealogía de Zeus, de sacralizar, de volver tan “terrible” que los súbditos
teman y no osen desobedecerlo.
Casandra
no sigue a este Eneas hagiográfico de Virgilio; Casandra lo saludo de lejos
cuando es todavía un simple extranjero errante en busca de una ciudad que
fundar. Un viaje peligroso que tantas víctimas deberá sacrificar: al amor, a
los dioses y al mar. desde Dido, Palinuro, Euríalo y Niso, Ya que Eneas parte
de casa Dido con una maldición sobre sus espaldas. El poeta de la corte,
Virgilio, hará descender las guerras púnicas de la maldición de Dido, y Aníbal
será el vengador sobre los Romanos de la afrenta hecha a Dido por el pobre
Eneas; quien en realidad se habría contentado con ser el príncipe consorte
después de tantas peripecias, pero es zarandeado y empujado por Zeus hacia la
gloriosa causa de la fundación del imperio romano
Jasón,
capitán de la primera nave de la historia del progreso y de la tecnología
masculina, no tiene la historia de Eneas. En la Medea de Crista Wolf termina
marginado como los Colquidenses, casi mendigo, junto a su expléndida nave,
símbolo de su poder, que se pudre en el litoral de Corinto. Excluido del
Palacio y de la ciudad. ¿Cómo es posible?. Materialmente, de acuerdo con el
desarrollo del relato, aconteció que la frágil Glauce, que habría debido
casarse con Jasón y darle la dote del trono de Corinto, conmocionada por la
“revelación” del infanticidio real, se encamina hacia la muerte. Una vez muerta
Glauce, la presencia de Jasón en Corinto se vuelve superflua. Un excedente.
Mejor dicho, un fastidioso y molesto recuerdo del delito cometido en la corte real
y organizado por los consejeros del rey. La marginación de Jasón, tiene, en
consecuencia, esta motivación objetiva. Pero preferimos pensar en un
agravamiento de la fragilidad del héroe del vellocino, y una incapacidad de
resistir el peso de la ambición, de la carrera angustiosa por la conservación
del poder, una carrera larga en la cual se debe mirar solamente la meta. En la
que todo debe ser sacrificado, una carrera en la cual no hay tiempo que perder.
Preferimos pensar que el Jasón de Crista Wolf se ve desbordado por los
acontecimientos, incapaz de resistir la carrera.
Leuco
el astrónomo relata haberlo visto vacilar, después de la muerte de Glauce, como
después de recibir un mazazo en la cabeza”. Nadie se ocupa de él: corren voces
de que “yace día y noche bajo el casco medio podrido de su nave”. Podemos
comentar con el sabio astrónomo Leuco: “Jasón está demasiado débil”. Su viejo
amigo Telamón, cuida de él, le lleva comida y ropa. Se ha dejado apartar,
podríamos decir. También la nave Argo, símbolo de la tecnología y el progreso
occidental masculino, se ha convertido en un a reliquia marchita. El hombre
heroico cede ante el hombre del comercio. Es difícil (y no importa) decir cual
de ellos es preferible, es cierto que los dos aspectos de lo masculino han estado
históricamente inter relacionados; se han afirmado sobre la civilización de las
madres. Dos aspectos diversos, lo heroico y lo mercantil, la nobleza y la
burguesía, pero entrelazados con el desasosiego del poder. Históricamente lo
humano se ha identificado con una autoafirmación que excluye al otro. Para
afirmarse debe eliminar “al otro”; el rey es uno, y es de género masculino.
Cada ciudad se ha fundado sobre un delito, el hermano muerto, el hijo, el
padre. Rómulo y Remo, Atreo, y Tiestes, Eteocles y Polinice. A este circulo
vicioso nuestras dos princesas se sustraen. Se colocan en una posición
aparentemente al margen, pero en realidad central. Central porque es en su
conciencia donde se abre un resquicio de verdad, y en su desobediencia donde se
rompe la complicidad femenina con el poder, y en su practica donde se pone en
escena otra modalidad de gobernar, de ser gobernados/as y de ser hijas de
madre, hijas de padre, hermanas de mujeres y de hombres, amantes
Nuestras
dos princesas, sin embargo, no componen este recorrido de toma de conciencia,
personal y política en soledad. Son mujeres, se convierten en diferentes a
través del descubrimiento de la comunidad femenina que practica la alteridad.
Las mujeres del Escamandro, para Casandra, las mujeres de la montaña, para
Medea.
No
las Amazonas ni las mujeres que castran a Turón: La alteridad no se construye
usando los mismos métodos del orden patriarcal. Se trata de convivir
contraponiendo prácticas no violentas, pacificas, alegres. No las bacantes
invasoras que hacen pedazos a Orfeo. ¿Y será esto verdad después de todo? ¿O no
es una leyenda de origen machista y misógina? Cómo la de los poetas que nos
describieron una Safo lésbica y deforme, ¿Lésbica porque no es deseada por los
hombres?. Hasta el gran Leopardi acogió la tradición de la deformidad de Safo,
aunque solo fuese una dolorosa proyección de sí y de su exclusión del consorcio
humano
Así
pues “una fiesta de las relaciones” para la comunidad del Escamandro: Durante
la guerra vivían pobremente se relataban historias, grababan figuras en las
cavernas. Pero con los ojos y las mentes puestas en las generaciones futuras:
cuando llegan los Aqueos, las esconden para evitar la destrucción. Las mujeres
construyen memoria de su ciudad. Así que cuando Troya arde en llamas, las
cavernas conservaran memoria para las generaciones futuras. Y mientras los
poemas épicos hablaran de los duelos entre los héroes, de los destrozos, de los
enfrentamientos durísimos, las figuras de las cavernas nos trasladan una
civilización de la convivencia, una ciudad construida sobre las relaciones, no
el arte de las fabricas que construyen las armas grabadas con escenas de
batallas y de muerte, sino el arte del telar y de la cerámica, donde poca es la
técnica y grande la inventiva, grande la sabiduría. Donde no hay hierro ni oro
sino el leño, la lana, la arcilla.
No
el arte de guerrear, o de matar, sino el conocimiento de las hierbas para curar
y sanar.
“ Y
la que finalmente contenga un nosotras”, confiesa Casandra. Y haciendo suya esta
exigencia de alteridad, Casandra requiere hasta incluso a Clitemnestra su
próxima asesina que cuide la tradición de la otra historia que discurre
paralela a la de los héroes. Otra historia, no una historia menor. Una historia
que trasmita la verdad sobre ella, Casandra que ve la desgracia porque ve la
verdad, hasta incluso sobre la mujer homicida, sobre Clitemnestra y sobre la
dolorosa pasión que la pervierte.
Una
tradición que discurre en pequeños riachuelos. Recordad que la Clitemnestra de
la Yourcenar se vuelve a los jueces que se disponen a procesarla por uxoricidio
y les cuenta su verdad. Su pasión total la lleva a matar al objeto de la
pasión. Encarcelada como asesina, baja la vergüenza de haber traicionado y
matado al rey de reyes, Agamenón, el vencedor de Troya, ella, prisionera podría
ser libre de la pasión. Pero no es así: El fantasma de él al cual le ha cortado
los pies para impedirle caminar, salir del cementerio, vuelve a la cárcel a
buscarla, con los pies bajo el brazo, “como llevan los ladrones sus zapatos
para no hacer ruido”. En efecto no es con el asesinato como se nos libera de la
sumisión; es preciso otro camino para cambiar el orden patriarcal.
A
esta Clitemnestra ferozmente mujer, podría hablar Casandra ante la Puerta de
los Leones, a ella idealmente se vuelve para pedirle que mande “una joven
escriba de buena memoria que pueda narrar la historia de la alteridad femenina”
AJENAS
LA GUERRA:
Las
mujeres del Escamandro, ponen en practica un distanciamiento con respecto a la
guerra, que equivocadamente ha sido confundida con desinterés o lejanía de la
política. Ellas muestran una práctica de convivencia basada sobre las
relaciones y sobre la crítica del poder. Representan otra política, con valores
y prácticas alternativas (alegría, ironía) de la política masculina, única
practica que la historia oficial nos ha transmitido. Y mientras Pentesilea se
sustrae a la comunidad femenina porque le parece que le quita fuerza. Casandra
precisamente de esa comunidad extrae fuerza: Para entender mejor, para
desmontar el nexo masculino con el poder, el nexo masculino/sacrificio/
heroísmo/muerte.
También
Medea se refugia entre las mujeres de la montaña. A primera vista, parecen
situaciones similares. Pero si se reflexiona mejor, no es así. Hay un antes y
un después. Antes y después de la caída del muro de Berlín, la caída del
socialismo real.
La
civilización femenina de Troya, podía ser un antídoto a los Aqueos guerreros y
depredadores, pero no resistió al asalto del hierro y del oro occidental: su convivencia
se descompone, se transforma en estado policial en el cual esta penalizado el
disenso, y todos y todas son llamados a colaborar en la causa.
Se
mantiene sin embargo abierta la esperanza. Eneas parte, Casandra queda. Para
compartir la suerte de su ciudad, pero también para mostrar que otro camino es
posible. Las mujeres del Escamandro, se quedan para custodiar la otra historia,
para reconstruir otro lugar después de la guerra. Sin corte real, sin oro. Sin
poder.
Medea
huye con Jasón hacia el Oeste después de haber descubierto que en su corte se
esconde un delito. Huye hacia el Oeste, hacia una rica ciudad griega, que al
principio se revela acogedora para Jasón, para los niños, para ella, para toda
la comunidad huida, pero al principio, y con ciertas condiciones.
Los
extranjeros pueden como mucho integrarse renegando de su origen y de su
comunidad. Sustituir las costumbres de su comunidad de origen con las practica
del poder. Introducir
otras costumbres en la rica Corintio, produce desorden, mas aún subvierte el
orden existente.
Practicar
la medicina alternativa y curar, buscar la verdad descubriendo los delitos del
palacio, hacerse amiga de una frágil muchacha de sangre real, que debería ser
su rival en el amor de un hombre, y ayudarla a salir de la angustia de la
exclusión en la cual es mantenida en la corte. No respetar el rol social
asignado a las mujeres. Sentirse libre. Ser libres.
Todo
esto es delito en la rica, y cívica, Corintio. El oeste es corrupto. Pero al este
no se puede volver. Con la Cólquide hemos roto los lazos. Y la Cólquide ni
siquiera nos gustaba, como no nos gusta que la mítica isla caribeña condene a
muerte a los disidentes. ¿Entonces? Entonces el camino es largo y fatigosos,
pero en el desierto hay caravanas. Hay un arca de Noé. ¿Hemos decidido salir?. Si,cambiando el orden de Noé y de sus hijos.
Texto del libro: Donne Disarmanti. Storie e testimonianze su
noviloenza e femminismi. Edizioni INTRA MOENIA
Tradución María
Dolores Nieto Nieto
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