domingo, 11 de diciembre de 2016

De Jaén para Madrid

Enlace al artículo en la web "Jaén donde resisto"

En las crónicas del Jaén antiguo ha pervivido el nombre de Correa Almotacén. Según cuenta el profesor Coronas Tejada en su biografía del Jaén del siglo XVII, en 1602, preocupado por un problema común en las ciudades de la época -como la salubridad pública y la degradación que presentaban las vías urbanas debido a la suciedad a la que contribuían los animales domésticos campando a sus anchas por ellas-, el Ayuntamiento había nombrado a Correa Almotacén para vigilar que los cerdos no deambulasen libres por la calle, tarea que el nominado solía cumplir con tan poca eficacia como escaso interés, dándose la circunstancia de que en la calle donde él vivía era donde mayor número de animales sueltos solían verse. De manera que en las actas capitulares a lo largo del siglo es frecuente encontrar las alusiones a este problema.
La realidad de la ciudad y sus habitantes nada tienen que ver ya con la de aquel siglo, pero la frecuencia con la que nuestros vecinos y vecinas suelen quejarse por la deficiente limpieza de las calles, o por la presencia frecuente de roedores en ellas  (a pesar de que están pagando un sobrecoste anual de más de 8 millones de euros por la prestación de un conjunto de servicios encargado, entre otros, de la limpieza) nos sugiere la imagen de un Ayuntamiento hoy, en el que se decide la privatización de servicios municipales con los mismos criterios que llevaron hasta su cargo municipal al tal Almotacén en 1600.
Desde el punto de vista de política económica del país, inquieta el balance real y concreto que, desde Jaén, puede aportar hasta el momento el nuevo cargo del Ministerio de Hacienda. Tal vez, haber sido el Alcalde que menos inversión por euro presupuestado hizo en la ciudad durante su mandato (por  debajo de del 2% cuando en periodos anteriores la media oscilaba entre el 29%y el 15%). El que menos convenios de inversión concertó con otras administraciones (esto en Jaén, que ya antes arrastraba una situación histórica bastante desfavorable); el único, al menos que se recuerde, que fue a Sevilla a devolver inversiones; y el que más rápidamente incrementó la deuda financiera, (de 298 millones de euros en 2012 pasó a 526 a lo largo de 2015 y 2016).
Esto, después de haber formado parte de las corporaciones sucesivas en las que su partido gobernó con mayoría absoluta el Ayuntamiento y fue construyendo las bases (¾ partes) para la mayor deuda municipal del país y, aunque dedicó con empeño durante sus años de alcalde a cambiarle las fechas al origen del problema, nunca abordó una auditoría para avalar sus afirmaciones, pese a tener una mayoría holgada para hacerlo. También en política social el nuevo secretario de Estado ha dado señal de sus prioridades. Fue uno de los primeros alcaldes en responder a los recortes promovido por la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, para tratar de desenganchar rápidamente al Ayuntamiento de la responsabilidad en la prestación de servicios sociales, los mismos a los que hasta ahora Susana Díaz no ha dado una respuesta a la altura de las demandas, ni en cobertura, ni en calidad de empleo. El mismo que paralizó la opción por un transporte público más sostenible y consideró inútil la lucha contra el cambio climático antes que Trump. Tampoco en cuestiones de solvencia jurídica respaldando la política de ajustes del Gobierno, mejora su balance.
Sólo entre 2015 y 2016 llevó al Pleno medidas presupuestarias destinadas a afrontar la deuda municipal con el informe desfavorable del Secretario y del Interventor municipal, y no logró cumplir en su mandato ni un solo trimestre con los parámetros del Plan de ajuste aprobado por el Pleno Municipal de acuerdo a las directrices económicas de su propio partido en el Gobierno.
En resumen, como dirían las crónicas antiguas “Ante la grave situación económica del país, y avalado por los escasos resultados conseguidos, con su política económica en su propia calle, es decir en una de las ciudades donde más mayorías absolutas sucesivas obtuvieron, el nuevo Gobierno ha nombrado secretario de Estado de Hacienda”. Eso acontecía a finales de 2016.
En 1607, según se puede comprobar en el libro “Jaén siglo XVII. Biografía de una ciudad en la decadencia de España”   de Luis Coronas Tejada: “...como consecuencia de las deudas contraídas por el Municipio a lo largo de muchas décadas y del incumplimiento, por otra parte, de la administración municipal de los compromisos contraídos con los particulares, los deudores habían conseguido que la Chancillería de Granada embargase las rentas de los propios a fin de ir satisfaciendo los débitos”. Esos mismos años el Ayuntamiento tuvo dificultades para atender las necesidades más perentorias, entre ellas los salarios, siendo el sueldo que experimentó mayor ascenso el del verdugo municipal, que pasó de 6.000 a 10.000 maravedíes debido a que la oferta del Ayuntamiento  superaba la demanda de plazas y a la mayor cualificación adquirida por su titular en Madrid.


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