sábado, 25 de marzo de 2017

Ocho figuras femeninas.


Las ocho figuras del cuadro, evocan ocho modelos de vidas habitadas por la tristeza, habituadas a la obediencia en silencio, al sufrimiento con resignación, a un tiempo oscuro de represión y miedo. El mismo destino de sacrificio y sumisión -o de desamparo cuando no queda una figura de varón que las protegiese- trasmitido sin solución de generación en generación. En el caso del cuadro, desde la figura adulta de pie a la derecha y desde la figura sentada que podría ser la abuela. Ambas dirigen su mirada hacia las niñas. Todas las figuras con casi la misma expresión. Una de las niñas, parece tratar de buscar una respuesta o una escapatoria abrazando el cuerpo de la madre, abatida en el centro con gesto de impotencia, mientras ella parece que quisiera consolar a la bebe del futuro común que aguarda a ambas.

Hacia el negro parecen encaminarse todos los colores de estas ocho figuras femeninas y la atmósfera del conjunto del cuadro. En los pueblos de Andalucía, y en general en muchas culturas mediterráneas, era frecuente que las mujeres vistiesen de negro. Un color que podían empezar a vestir en señal de luto, siendo niñas, cuando algún familiar fallecía y luego podía suceder que fuesen encadenando un luto tras otro a lo largo de su vida. Con frecuencia el negro, era el color de las huellas que dejaban las guerras, las penurias y una historia de sumisión y desamparo. Y el que acompañaba una etapa de reclusión aún mayor en el espacio doméstico. Pero también solía abrir el tiempo de una gran resistencia, un tiempo de crecerse antes las adversidades para salir adelante solas o con una familia a cargo, en un mundo muy machista.

Fue retomando referencias a esta tradición, por lo que hace algunos años, un movimiento de mujeres insumisas, surgido en las guerras de los Balcanes, y la Palestina ocupada, que posteriormente se extendería a otros lugares, tomó el nombre de “Mujeres de Negro”, tratando de re-significar su sentido, desde el luto y la resignación, a la emancipación y lucha colectiva por dar a luz otra historia y otro mundo posible.

En 1975 y 1979, dos y seis años respectivamente, después de la fecha en la que están datadas estas “Ocho figuras femeninas”, se celebraron en Madrid y Granada, las I y las II Jornadas Feministas Estatales. De alguna manera abrieron un tiempo nuevo para la historia individual y colectiva de las mujeres de Andalucía y España.

(Texto sobre el cuadro "Ocho figuras femeninas". Francisco Luis Baños Torres 1973,  escrito para la exposición Modelos de Mujer, organizada por el Patronato Municipal de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Jaén, con motivo del 8 de Marzo.)
María Dolores Nieto Nieto. Febrero de 2017

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